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CONSONANTES
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ʝ m mⁿ ɱ n
ɲ p r ɾ ɾ̥ s
s̪̬ t d͡ʒ t͡ʃ ʃ
mpalacios.sierra@gmail.com

El principio de pertinencia

Progreso Tópico:

› Ejercicio detonador

¿El español se habla igual en todos los países de habla hispana?

Ve con atención el siguiente video del minuto 0:00 al 1:26 y reflexiona acerca de esta pregunta:

Video original tomado de aquí

Seguramente has escuchado que las personas que son de distintos lugares o viven en diferentes regiones hablan de forma distinta. Los hispanohablantes pronunciamos diferente las palabras de acuerdo al lugar en que residimos o nacimos. Estas variaciones no afectan el significado de las palabras, pero hay algunas otras que sí lo hacen. El tema que se revisa a continuación servirá para aclarar estas cuestiones.

El principio de pertinencia se formuló por primera vez en el marco de la fonología funcionalista. Luego se extendió a otros niveles del análisis lingüístico desde el morfema al textema (cf. Koch, 1971a). En fonología, la pertinencia es la propiedad por la cual un sonido de voz (un fono) es estructuralmente opuesto y, por lo tanto, distinto de otro sonido de voz del mismo sistema. Esta propiedad se refiere a la característica distintiva del fonema. La distinción fonológica tiene una base fonética (la diferencia debe ser audible), pero la prueba decisiva de la distinción en los fonemas es la prueba de conmutación; en ella se tiene que relacionar la diferencia del sonido con una diferencia del significado que se observa en el nivel del análisis morfológico.

La función estructural es, por lo tanto, “el vínculo entre una unidad de un nivel inferior y una unidad de un nivel de análisis superior” (Buyssens, 1967, p. 8). En la relación entre /b/ y /p/, la característica ‘expresada’ es la característica distintiva que constituye la pertinencia del fonema inglés /b/ en oposición a /p/ porque tiene la función de distinguir entre palabras como papa y baba. A partir de esta función fonológica primaria, que está relacionada con el eje paradigmático del lenguaje, Martinet distingue una función adicional, relacionada con el eje sintagmático del lenguaje (1960, p. 53). Su propósito es diferenciar los sonidos como elementos sucesivos de la cadena fonética de sonidos. Esta función de demarcación fonética se llama la función de contraste.1

Todo hablante nativo distingue pata/bata, así como moda/mota; sin embargo, el mismo hablante nativo nos dirá que la b en beso pronunciada al inicio y de manera fuerte y la b en beso pronunciada de forma “más suave” son iguales. En las series pata/bata, modo/moto tenemos cuatro palabras y cuatro significantes diferentes porque p/b corresponden a dos unidades distintas, ambas son bilabiales (se pronuncian con los dos labios) pero una es sorda y la otra sonora, es decir vibran las llamadas cuerdas o pliegues vocálicos. Lo mismo sucede con d/t, ambas son dentales (se pronuncian apoyando la lengua contra los dientes) pero, otra vez, una sorda y otra sonora. En la serie beso (fuerte)/beso(suave) la pronunciación no origina significados diversos. Esto nos indica que la diferencia en el modo de pronunciar estas palabras no es pertinente ni relevante. Al contrario, en pata/bata y modo/moto la diferencia entre /p/-/b/ y /d/-/t/ son relevantes y pertinentes.

“El principio de pertinencia nos permite distinguir lo que en cada lengua o en cada uso, es esencial, porque es distintivo de lo que es contingente, es decir, de lo que está determinado por el contexto o por diversas circunstancias”.2 Para explicar en qué consiste el principio de pertinencia, tenemos que distinguir lo que en cada lengua es esencial, pues es distintivo de lo contingente (Martinet citado por Quilis, 1999, p. 26). Por ejemplo, un hablante de español, al crecer y desarrollarse en un entorno donde se habla únicamente español, es capaz de percibir todos los sonidos del español por el simple hecho de usar y conocer la lengua. Por lo tanto, puede distinguir entre mesa y pesa, o pato y paco o pavo; beso y peso; nata y pata o mata, por mencionar algunos.

El principio de pertinencia “permite, por un lado, despejar las unidades de la lengua y diferenciarlas de las variantes, que sólo nos remiten a formas diferentes de una misma unidad, y, por otro lado, especificar estos elementos diferentes en función del papel que juegan en el acto de comunicación. Este principio también permite disociar los elementos formales que corresponden a las unidades constitutivas del sistema de los que son impuestos por restricciones lingüísticas, pero que no aportan ninguna información, de ahí su no integración en tanto que unidades de la lengua.” (Feuillard, 2009, pp. 29-30)

1 Traducido de Handbook of Semiotics Advances in Semiotics author: Nöth, Winfried. publisher: Indiana University Press. Los ejemplos fueron adaptados.

2 Martinet. A. (1968). La linguistique synchroniche. Trad. F. Marcos. Madrid: Gredos.

› Siguiente sección – Lectura obligatoria

A. Martinet. (1968). La lingüística sincrónica: estudios e investigaciones. España: Gredos.

Atenerse a la pertinencia

Asimilación y pertinencia1. Bertil Malmberg ve en la fonología y la fonética “dos aspectos de la misma cosa”, y no se engaña cuando presume (pág. 3, n.3) que tal es, grosso modo, nuestra posición. Los pioneros de la fonología no se han equivocado probablemente al acusar en cualquier ocasión la diferencia de puntos de vista. Pero hoy hay que alegrarse de ver a los investigadores ocuparse a la vez de los dos tipos de estudio. Sin embargo, después de leer Le système consonantique de Malmberg, uno se pregunta si no tiene inconveniente en comparar constantemente en una misma exposición dos puntos de vista, y si no estaba justificada la intransigencia de Trubetzkoy: el autor nos presenta en el mismo parágrafo de la página 20 dos esquemas de las consonantes del francés. El segundo de ellos, calificado de “completo”, y que comprende variantes, evidentemente no podría considerarse fonológico. Pero ¿qué debemos pensar del primero? No se nos dice expresamente que es un cuadro de fonemas. No obstante, reconocemos en él todos los fonemas que Malmberg ha delimitado anteriormente, y no figura ninguno de los sonidos calificados por él de variantes. Si estuviéramos seguros de que se trata de un cuadro de fonemas, haríamos notar que m, n, n̮, l, r, y, por no hablar de w y , no tienen por qué figurar en la serie de los débiles, ya que no se oponen a fuertes correspondientes, y, en consecuencia, su calidad de débiles no podría considerarse un rasgo pertinente. Muchos de nuestros lectores se encogerán de hombros y hablarán de la pedantería fonológica. Y sin embargo, si Malmberg hubiera tenido más presente en su espíritu la doctrina fonológica en materia de rasgos pertinentes, habría encontrado la clave del enigma, que en vano trata de resolver en la página 16: se pregunta por qué es regresiva la asimilación de sonoridad en je cherche, je fais, Monsieur, en tanto que es progresiva en chemin, pied, cri, puis, fléau. Sugiere que siempre la fuerte asimila a la débil, pero no parece muy convencido de haber dado con ello una explicación satisfactoria de los hechos. Si hubiera prestado crédito a la teoría fonológica que excluye a las nasales y líquidas de la serie de las débiles por no tener sus correspondientes fuertes, habría observado que, cuando se produce una asimilación entre consonantes que pertenecen a una correlación (p/b, f/v, t/d, s/z, š/ž, k/g), esta asimilación es siempre regresiva. Si, por el contrario, la asimilación tiene lugar entre una consonante de la correlación y otra diferente (nasal, líquida o semivocal), es siempre esta última la que cede, es decir, la que pierde su sonoridad. En este caso, la asimilación puede ser regresiva, como en Monsieur, o progresiva, como en fléau. Si cede la consonante que está fuera de la correlación, no se debe a que sea más débil, sino únicamente a que, si /m, y, r/ o /l/ se ven privadas de sonoridad, no están por ello expuestas a perder su identidad, puesto que son únicas en su tipo articulatorio, Si, por el contrario, se sonoriza a su contacto con una /s/ o una /f/, la confusión con /z/ y /v/ no se realizaría necesariamente, pero al menos sería muy bien probable. Los usuarios del francés, y esto lo ha visto muy bien Malmberg, se preocupan mucho por conservar la identidad de sus consonantes como para hacerlas correr peligros inútiles.

Rasgos fónicos particulares y pertinencia2. La fonología no considera pertinentes más que los rasgos fónicos dotados de una función distintiva. Malmberg desearía que se opusieran claramente las tendencias generales de la fonía a los rasgos particulares de cada lengua, tengan o no un valor distintivo; en francés (mejor, en muchos usos franceses), las vocales finales son breves; en consecuencia, dirá el fonólogo, la cantidad no podría desempeñar ningún papel en ese caso, y, por tanto, poco importa el modo de realización de estas vocales finales. Malmberg se niega a conclusión tan desenvuelta; hay lenguas en las que las vocales finales (acentuadas) son siempre largas, y otras en las que se realizan ya como breves, ya como largas. Las reacciones del francés en este punto son, pues, algo muy particular, que no podría silenciarse en una descripción de esta lengua, en tanto que por muchas razones no hay que invocar para el francés el hecho general de que las vocales son más largas ante las fricativas que ante las oclusivas, más ante las sonoras que ante las sordas.

Desde luego, seguimos al autor cuando opone, entre los rasgos no pertinentes, los particulares y los generales. Es cierto que sería incompleta una descripción del sistema fónico del francés que no tuviera en cuenta los hechos referentes a la cantidad de las vocales finales. Pero no quisiéramos que por ello perdiera relieve en lo más mínimo la oposición entre lo que es funcional y lo que no es. Cuando Malmberg propone oponer los rasgos fónicos, que denomina “subjetivos” (es decir, todos los rasgos, funcionales o no, que caracterizan a una lengua determinada), a los rasgos “objetivos”, que serían todos los demás, nos parece que acentúa algo excesivamente la distinción que propone a expensas de la pertinencia tradicional. Por otra parte, el término “subjetivo” nos parece peligroso. Podría hacer pensar: 1) que los rasgos fonológicos son retenidos como tales por ser “subjetivos”, en tanto que la única característica que de ellos nos interesa es el valor funcional; 2) que los sujetos hablantes tienen un sentimiento tan vivo de las diferencias no pertinentes como de las que lo son, lo cual, desde luego, es inexacto; el francés de un tipo medio, que tiene perfecta conciencia de la diferencia (fonológica existente entre o abierta y o cerrada, no es, en absoluto, sensible a la diferencia de longitud que señalaban los fonetistas entre la vocal de grand y la de grande antes de que sus aparatos les mostraran que esta diferencia no existía bajo esta forma (cf. p. 34). Si la cantidad subjetiva es, según los términos mismos del autor, “la que el hablante o el oyente percibe en su lengua materna” (p. 66), parece dudoso que se extienda demasiado fuera del terreno de los hechos diferenciativos.

1 Resumen de una reseña del Système consonantique du français moderne de Bertil Malmberg, aparecida en BSL, (1942-1945), pp. 106-110.

2 Resumen de una reseña, aparecida en BSL, 42 (1942-1945), pp. 39-41, de Die Quantität als phonetish-phonologischer Begriff de Bertil Malmberg.

› Siguiente sección – Sugerencias

Feuillard, C. (2009). El funcionalismo de André Martinet. [versión electrónica].

Haz clic aquí: El-funcionalismo-de-Andre-Martinet

 

Quilis, A. (1999). Tratado de fonología y fonética españolas. Madrid: Gredos.

 

 

› Siguiente sección – Ejercicios

En español podemos distinguir:

  /p/ de /b/       cepocebo

         de /f/        pavorfavor; posafosa

         de /m/      capa-cama

         de /t/        pata/tata

         de /k/        roparoka

De estos pares surgen rasgos pertinentes: pues observamos que la /p/ es un fonema sordo que se opone a la /b/ que es también un fonema oclusivo (porque el aire no sale de forma continua sino obstruida), es labial (movemos los labios al realizarlo) pero sonoro. La /p/ es oclusivo en oposición a /f/ que es también labial sordo pero fricativo (el aire sale de forma más continua y con menos obstrucción cuando lo realizamos).

La /p/ es oral en oposición a /m/que labial pero nasal, es decir, el aire sale principalmente por la cavidad nasal.

 

Ahora señala cómo caracterizarías al fonema /p/ tomando en cuenta los rasgos pertinentes que observamos.

Pon tu respuesta:

Ahora busca pares con el fonema /g/

  /g/ palabras
1. /k/
2. /p/
3. /b/
4. /f/
5. /m/

 

Preguntas de evaluación

¿Cuál es la diferencia entre la /b/ de la palabra coba y la /b/ de la palabra beso?

Pon tu respuesta:

Recuerda que la /b/ de la palabra beso es una bilabial oclusiva sonora y la de coba es una bilabial fricativa sonora.

¿Esta diferencia es pertinente o no? ¿Por qué?

Recuerda: No son pertinentes, pues dependen de los sonidos que las rodean y del modo de pronunciar esas palabras. Además de que si se pronuncia coba con la bilabial oclusiva sonora y se pronuncia beso con la bilabial fricativa sonora el significado de ambas palabras sigue siendo el mismo.

 

  1. ¿La diferencia entre la /p/ de la palabra copa y la /b/ de la palabra coba es pertinente o no?

Recuerda que una diferencia pertinente se considera si se cambia la /b/ en la palabra coba por una /p/, el resultado sería la palabra copa, que tiene un significado totalmente distinto, pues estas son unidades diferenciales y, por tanto, la diferencia entre ambas es pertinente.

 

  1. ¿En qué se distinguen las diferencias pertinentes de las no pertinentes?


Toma en cuenta que las diferencias pertinentes se dan entre unidades diferenciales, por ejemplo, las distinciones entre sonidos que causan una diferencia de significado. Las no pertinentes son diferencias determinadas por el contexto u otras circunstancias, como las diferentes pronunciaciones del fonema /b/ que no afectan el significado de las palabras en las que aparecen.


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