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CONSONANTES
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ɲ p r ɾ ɾ̥ s
s̪̬ t d͡ʒ t͡ʃ ʃ
mpalacios.sierra@gmail.com

Definición y caracterización del fonema. Criterios para su determinación

Progreso Tópico:

› Ejercicio detonador

Escucha la siguiente conversación:

Video original tomado de aquí

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

¿Cuándo escuchas sonidos puedes identificar de qué son?

¿Podrías enumerar al menos 3 características de los sonidos que escuchaste?

¿Son sonidos (fonemas) distintos a los de tu lengua materna o se parecen?

¿Podrías imitar los sonidos que escuchaste? Haz el intento.

Los sonidos del habla o fonemas “son los elementos segmentales que se definen de acuerdo con criterios articulatorios, acústicos y perceptivos” (RAE, 2011, p. 24). Es decir, los sonidos del habla los podemos caracterizar desde un punto de vista articulatorio, ya que nos interesa describir cómo articulamos los distintos articuladores del aparato fonador al momento de producir esos sonidos, también, observamos qué características acústicas poseen y cómo los percibimos, pues estos aspectos nos permiten diferenciarlos. Sin embargo, no sólo diferenciamos esos sonidos del habla a partir de estos rasgos, también podemos notar que al combinarlos entre sí producen distintos significados y es, a partir, de esa combinatoria que nos damos cuenta de que se tratan de unidades fónicas diferentes. Al diferenciarlos podemos encontrar cuáles son los rasgos que los definen, por ello hablamos de fonemas y su función dentro del sistema lingüístico. En esto radica uno de los núcleos de estudio de la fonología, definir cuáles son aquellos rasgos distintivos que caracterizan a los fonemas, lo cual permite organizar los fonemas en distintas categorías.

Recordemos que el aparato fonador puede producir gran cantidad de sonidos, pero no todos se seleccionan para formar el sistema fonológico de una lengua natural. Para comprender esto, debemos tomar en cuenta que los fonemas “son unidades complejas que están constituidas  por unidades más simples denominados rasgos distintivos. Un rasgo distintivo puede definirse como cada uno de los elementos constitutivos de un segmento cuya modificación puede dar lugar a un contraste significativo” (RAE, 2011, p. 57). Como señala Alarcos Llorach “el fonema es un conjunto sólo de características distintivas, [en tanto que] el sonido es un conjunto de características distintivas e indistintivas; es un «símbolo material del fonema»” (1965, p. 42).

› Siguiente sección – Lectura obligatoria

E. Alarcos Llorach. (1965). Fonología sincrónica. Fonología de la palabra: función distintiva. En Fonología española 4ª ed. Madrid: Gredos. Apartados § 17 al 21 del Capítulo II.

 

Fonología española

  1. Unidad fonológica: fonemas, rasgos pertinentes, variantes.— Cada uno de los miembros de una oposición distintiva es una unidad distintiva, diferencial o fonológica, que puede tener mayor o menor extensión: en las palabras moza/muro las unidades diferenciales son -oza y -uro, mientras en moza/moro las unidades diferenciales son -za y -ro, y en moza/mozo las unidades diferenciales se reducen a -a y -o. Estas dos unidades a y o, examinadas fonéticamente, están compuestas de varios elementos fónicos: abertura máxima, posición plana de la lengua para a, abertura media, posición de la lengua hacia atrás y redondeamiento de los labios para o; pero estos caracteres fonéticos aparecen simultáneamente y no son disociables; por ello, a y o son unidades fonológicamente indivisibles. A estas unidades fonológicas, que, en una lengua dada no son divisibles en unidades sucesivas más pequeñas y simples, se les da el nombre de fonemas.
  2. Los fonemas no corresponden con cada complejo fónico. Un mismo complejo fónico puede formar parte de una oposición distintiva y de una oposición indistintiva: en español, la oposición entre [b] oclusiva y [ƀ] fricativa no es diferencial, pero la oposición de ambos sonidos frente al sonido [p] es distintiva: vaso/paso, cebo/cepo, convite/compite. Esto ocurre porque cada sonido, aunque contenga varias propiedades articulatorias y acústicas, no se distingue de los demás sonidos en virtud de todas esas propiedades, sino sólo gracias a algunas de ellas: el sonido [p] se distingue de [bƀ] porque el primero se articula sin vibración de las cuerdas vocales (sin sonoridad), y los segundos con vibración de las cuerdas vocales; el sonido [b] se distingue de [ƀ] porque, siendo los dos sonoros, el primero presenta una oclusión completa de los labios, y el segundo deja entre ellos una cierta abertura. Al decir que la oposición [p]/[bƀ] es distintiva y la oposición entre [b] y [ƀ] es indistintiva, indicamos que para [bƀ] el carácter sonoro de su articulación es distintivo fonológicamente, mientras que su articulación oclusiva o fricativa es fonológicamente irrelevante. Los sonidos forman oposiciones distintivas sólo en virtud de sus propiedades válidas fonológicamente diferenciales. Puede definirse el fonema como el conjunto de las propiedades fonológicamente relevantes de un complejo fónico.
  3. Pero entonces puede preguntarse: ¿cuál es la unidad fonológica más simple: el fonema o cada uno de estos caracteres válidos fonológicamente? Vemos que así como los significantes se distinguen gracias a los fonemas, éstos se distinguen y oponen entre sí gracias a sus rasgos pertinentes o diferenciales. Llamamos, pues, rasgo pertinente, relevante, válido o distintivo a toda característica fónica susceptible de diferenciar por sí sola el significado de una palabra (o frase): la sonoridad es un rasgo diferencial, que permite distinguir vaso de paso, cebo de cepo, cuando de cuanto, gasa de casa. Son rasgos pertinentes los que aseguran, por tanto, la función distintiva, y deben ser las unidades básicas de la fonología. El fonema no es más que un concepto que no corresponde a ninguna realidad concreta, ya que sólo es el conjunto de los rasgos pertinentes realizados simultáneamente. Sin embargo, aunque sólo existe en función del rasgo diferencial, este concepto tiene un valor práctico, y es necesario para el método fonológico, porque, además, son los fonemas, y no los rasgos pertinentes, las unidades mínimas que identifican a los hablantes.
  4. Los sonidos concretos del habla contienen, junto a estas características fonológicamente relevantes, otras muchas que no tienen valor diferencial. Los sonidos no deben ser considerados como fonemas, sino como realizaciones o manifestaciones de los fonemas cuyos rasgos diferenciales contienen. El fonema es un conjunto sólo de características distintivas; el sonido es un conjunto de características distintivas e indistintivas: “es un símbolo material del fonema”. Cada sonido presenta, pues, los rasgos pertinentes del fonema de que es realización, más otra serie de rasgos fónicos irrelevantes, que dependen de diversas causas. Por ello, un mismo fonema puede ser realizado por diversos sonidos, con tal que éstos contengan los mismos rasgos diferenciales. En español, los rasgos pertinentes del fonema /g/ son: velar, sonora, oral; pero el modo de su articulación —con el postdorso de la lengua aplicado o solo aproximado al velo del paladar— no es pertinente; así, puede ser realizado por un sonido oclusivo [g], o por el fricativo [ǥ]. Llamamos variantes fonéticas de un fonema a cada una de las diferentes realizaciones de éstos en el habla. Ahora bien, las variantes de cada fonema se producen dentro de ciertos límites articulatorios (lo que se llama “campo de dispersión” de cada fonema), que están determinados por el “margen de seguridad”, que impide la confusión de los “campos de dispersión” de otros fonemas.
  5. ¿Cómo determinar los fonemas a que corresponden las variantes que los simbolizan en el habla? El procedimiento se ha llamado conmutación, y consiste en sustituir un trozo fónico de un significante por otro trozo existente en la misma lengua, de modo que el resultado fónico evoque una significación diferente; esto es, que sea el significante de otro signo. Si en la palabra dardo sustituimos el trozo dar por el trozo tol (que vemos en tolva), obtenemos el significante toldo, y los trozos dar y tol son sin duda distintivos; si proseguimos conmutando en dardo trozos más pequeños, diferenciaremos nuevos elementos: sustituyendo d por t, obtenemos tardo, y con ello dos elementos diferentes: d y t. No podemos proseguir estas sustituciones, ya que d y t son elementos mínimos, su complejidad fónica es simultánea y no sucesiva: d y t son fonemas diferentes, elementos fónicos con valor distintivo, e indivisibles en otros sucesivos más pequeños.

            La conmutación, pues, nos permite saber si una variante, si un sonido, tiene valor distintivo, valor de fonema. Pero queda por decidir si se trata de éste o el otro fonema. En efecto, ¿qué criterio se utiliza para identificar como un fonema determinado diversas variantes, diversas realizaciones en el habla. Sea el signo cacto. El análisis de su significante en unidades mínimas sucesivas nos da [kakto], y nos preguntamos si los sonidos [k] y [k] son variantes de un mismo fonema, a pesar de sus diferencias articulatorias y acústicas (el primero es explosivo y pleno, mientras el segundo es implosivo y flojo). El realismo fonético nos afirma su identidad, y achacamos las diferencias, que no son significativas, simplemente a su situación diferente en la sílaba. Lo mismo observamos comparando pacto y capto, donde tenemos dos variantes [p] y [p], cuya diferencia es análoga a la de [k] y [k]. En cambio, [p] y [k], de un lado en pacto y cacto, y [p] y [k] de otro, en capto y cacto, son distintivas. Como nunca aparecen las variantes flojas en el puesto de las plenas, ni viceversa, se ha de concluir que unas y otras son simples realizaciones de unos mismos fonemas /p/ y /k/. Paralelamente, en alemán (en la Büchnenaussprache), hay dos sonidos, los llamados ichLaut [y] y auchLaut [x], que nunca aparecen en el mismo puesto del significante mínimo, y cuya diferencia articulatoria (palatal frente a velar) no es significativa; se trata de un solo fonema /x/, con dos variantes condicionadas por el contexto. En estos casos, el criterio aplicado para identificar un fonema es el de la distribución complementaria de sus variantes: unas aparecen en una posición, otras en otra. Pero la sola distribución no es siempre suficiente para la identificación: por ejemplo, en inglés [h] y [ŋ] nunca aparecen en el mismo contexto, están en distribución complementaria; sin embargo, el realismo fonético nos hace ver que son muy diferentes y que cada uno de esos sonidos son realización de dos fonemas distintos /h/ y /ŋ/. Por tanto, la sustancia fonética, y no la sola distribución debe ser el criterio que decida la agrupación de variantes bajo un mismo fonema.

            No obstante, el criterio distributivo nos sirve para establecer clases de fonemas. Aceptando la existencia fonológica de la sílaba, pueden distinguirse dos clases de fonemas: centrales y marginales; los primeros son los que por sí solos pueden formar sílaba; los segundos, los que, junto a los centrales, aparecen a veces constituyendo la sílaba. En español, son centrales las vocales, que por sí solas pueden ser sílaba y siempre son núcleo de una sílaba; y las consonantes marginales, pues siempre anteceden o siguen a un núcleo vocálico. Como tienen función diferente, sería un error conmutar un fonema de una clase por otro de otra clase; no se oponen, sino que contrastan en el decurso hablado, en la secuencia fónica.

            Para establecer el inventario de los fonemas de una lengua, y, por tanto, su sistema, hay dos momentos necesarios en el análisis: la conmutación que nos permite separar los elementos distintivos, y luego la identificación de las variantes de un mismo fonema, teniendo en cuenta su distribución, su aparición en las diversas posiciones silábicas (centrales y marginales, ya prenucleares, ya postnucleares), y no olvidando nunca el criterio de la similitud fonética. En teoría, habría que efectuar la conmutación tantas veces como fuera necesaria para distinguir cada fonema de todos los demás del mismo sistema. En la práctica, basta cotejar cada uno con los fonemas cuya realización fonética es más cercana. En otros libros, como los de Trubetzkoy y Martinet (La description pholologique), se encuentran normas para la práctica descriptiva de los sistemas fonológicos.

› Siguiente sección – Sugerencias

García Fajardo, J. (1996). Para llegar a la fonología. En De los sonidos a los sentidos. Introducción al lenguaje. México: Trillas, pp. 71-77.

Acceder: Para llegar a la Fonología


› Siguiente sección – Ejercicio

Comenta por qué no todos los sonidos que puede producir el ser humano son parte de su sistema fonológico. Recuerda retomar el apartado de fonética articulatoria para completar tu comentario.


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